artistas impresionistas

lunes, 27 de octubre de 2008

Hilaire Germain Edgar Degas nació el 19 de julio de 1834 en París, en el seno de una acaudalada familia de banqueros. Abandonó la carrera de Derecho para dedicarse al arte, y estudió en la Escuela de Bellas Artes con un discípulo del pintor neoclásico francés Jean Auguste Dominique Ingres. aquí desarrolló la técnica como dibujante que se convertiría en una de las características más sobresalientes de su arte.En 1855, ingresó en el taller de Louis Lamothe, discípulo de Ingres y de Flandrin. Vive en Italia, entre 1856 y 1858. De vuelta a París, pinta temas históricos y, más adelante, retratos.Desde 1865, influido por el movimiento impresionista, abandona los temas académicos para dedicarse a una temática contemporánea. A diferencia de los impresionistas, prefirió trabajar en su taller y no le interesó el estudio de la luz natural que tanto fascinó a aquéllos.
Degas se le suele asociar con los impresionistas y, de hecho, expuso con ellos en siete de las ocho exposiciones que realizaron. Sin embargo, su formación clásica en el dibujo y su rechazo por la pintura directa al aire libre dio lugar a un estilo que representó una alternativa relacionada con el impresionismo.Degas fue un gran observador del ser humano -sobre todo de las mujeres, en las que se centra gran parte de su obra- y tanto en sus retratos como en sus estudios de bailarinas, sombrereras y lavanderas, cultivó una objetividad absoluta, intentando atrapar las posturas más naturales y espontáneas de sus modelos como las que podían registrarse en las fotografías. Le gustaban los temas del teatro, por lo que la mayor parte de su obra representa teatros, cafés, teatros de variedades o gabinetes y carreras de caballos. Su veta fue la observación de la vida moderna en la ópera, la danza, el teatro, el hipódromo y el café.Degas elaboraba cantidad de estudios previos, y concluía la obra en el taller. Para investigar el movimiento y captar la fugacidad del instante, aborda al mundo de la danza. Bailarinas en clases, ensayos y representaciones, le permiten, además, plantear como mirada furtiva a la del espectador de sus telas, asomado así al revés de la trama. Como en Amarillo y rosa, es habitual la visión desde arriba. Mediante el empleo de un novedoso ángulo, de efecto teatral, proyecta al contemplador dentro del escenario. Las figuras ocupan casi todo el plano; el color se vuelve intenso, acentuado por el brillo de las candilejas. El gran tamaño del soporte, poco usual en esta técnica y temática, pero también en la obra del artista, le ofrece la posibilidad de manejar el trazo del pastel con vehemencia y libertad, lo que dinamiza la superficie. Hacia 1868, frecuenta en el Café Guerbois la tertulia que preside Manet, y allí conoce a Renoir, Pissarro, Monet y Sisley, entre otros.Movilizado en la guerra franco-prusiano (1870), sufre una lesión en la vista. Visita Nueva Orleans, en los Estados Unidos (1872) y participa desde sus comienzos (1874) del movimiento impresionista y de la mayoría de sus exposiciones, aun la última (1886).Su estudio de los grabados japoneses le llevó a experimentar con ángulos de enfoque inusitados y composiciones asimétricas. Sus obras suelen presentar los bordes cortados, como en Los bebedores de absenta (1876, Museo de Orsay, París) o Ensayo de ballet (1876, Museo y Galería de Arte de Glasgow). En Mujer con crisantemos (1865, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York), la figura femenina aparece desplazada en un rincón del cuadro por la presencia en el centro de un gran ramo de flores.En la década de 1880, empieza a perder visión, y trabaja con dos medios nuevos que no requerían gran agudeza visual: la escultura y el pastel. En su escultura, al igual que en su pintura, intentó atrapar la acción del momento, y sus bailarinas de ballet y desnudos femeninos están representados en poses que evidencian los esfuerzos físicos de las modelos. Sus pasteles suelen ser composiciones simples con muy pocas figuras. Se vio forzado a recurrir a los colores brillantes y a los gestos de gran expresividad, prescindiendo de la línea precisa y el cuidado detalle pero, a pesar de esas limitaciones, sus últimas obras son de una elocuencia, expresividad y grandiosidad no alcanzadas por ninguna de sus obras anteriores, como puede verse en la excelente selección de su obra presente en el Museo de Orsay de París.La declinación de la vista de Degas hace que torne más imprecisos los detalles y más potente el cromatismo.Degas no gozó de gran reputación entre sus contemporáneos y su auténtica dimensión artística no habría de valorarse hasta después de su muerte en París, a los 83 años, casi inválido y al borde de la ceguera, el 27 de septiembre de 1917

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